jueves, 28 de julio de 2016

naranjo y azul


Colgados como pipos
de su piel de piedra,
quienes ascienden
el naranjo de Bulnes
a base de saberse
su superficie de memoria
ven llegar al refugio,
trescientos metros por debajo,
a un hombre que, desatado,
corre subidas y bajadas.
Y los hombres que cuelgan
y siguen vivos a fuerza
de moverse en silencio,
como si no lo hicieran,
rezan para que la roca
no vea lo que hacen con ella,
más abajo.

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