Sabido el historial de la cabeza del bautista,
La Colegiata homónima en Gijón
muestra estos días la historia de la espada:
ametralladoras evisceradas del cuerpo
de modernas palomas de la guerra
escoltan el camino hacia el altar
por si las bóvedas de cañón
necesitaran ejemplos más explícitos,
o estuvieran ahí para salvaguardar
las otras mejillas del turismo.
El dios del génesis,
que encargó a Noé un acorazado,
sonríe ante el milagro de las balas.
El vino, que lo siente, despierta y se espesa.
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