En temporada preelectoral, donde “candidato” y “subvención oculta” miden su amistad en ristras de ceros, Sandra Parker era portada del New York Times hace unos días por haber estado cobrando 10 dólares por cada crítica favorable que escribiera en Amazon. Preferir un sistema opaco es, al tiempo, la cabeza y la cola de la serpiente: parte de los impuestos de los que se libera pagar a las rentas altas es redirigido cada año a quienes legislan sobre esas exenciones (la Cámara anuló el año pasado la ley que limitaba las donaciones privadas y empresariales a partidos y políticos), de forma que el dinero disponible sirve para llegar a gobernar, pero es escasa ayuda para gobernar. Eso beneficia, además, a ambos lados –al que gobierna, porque también lo logra gracias a esa subvención. Y al que no lo logra, porque desde la oposición boicoteará todo intento de subir impuestos –como hace en este momento el partido republicano- pues mantenerlos intactos, dadas ciertas condiciones, probablemente dañe la economía y la creación de empleo –como ocurre estos días- perjudicando así las opciones del partido gobernante de repetir mandato. Justo: el único que pierde siempre es el país y sus ciudadanos. El precandidato perry –creador de puestos de trabajo, rebajador de impuestos, defensor del derecho a vivir armados, según definición de The New York Times- recaudó 102 millones de dólares en sus tres campañas para gobernador. La mitad de esa cifra, de solo 204 donantes. Dividan. Y suménle esto: cuando, hace unos días, la ciudad de Central Falls se declaró en bancarrota, amputando hasta la mitad de la pensión de policias, bomberos y otros trabajadores retirados, lo hizo tras aprobar recientemente una ley que garantiza a los inversores en deuda municipal cobrar hasta el último centavo… incluso en bancarrota.
Perry parece un bono fiable en el que invertir en tiempos de crisis. Como cita the NYT, en sus tres mandatos como gobernador de Texas, su administración “ha repartido subvenciones y exenciones fiscales, contratos y citas a cientos de sus más generosos donantes”. Solo la Comisión de Parques estatales y el Consejo directivo de A&M –la universidad estatal de la que perry saliera- ha donado más de 4 millones a sus campañas para gobernador. En 2003 la creación de la Comisión de construcción residencial de Texas (derogada en 2009 por demandas de asociaciones de consumidores) limitó los derechos de los propietarios a demandar a los constructores por mala edificación. Ahorrando acaso al constructor bob perry (el apellido es casual) parte de los 2 millones de dólares donados a perry durante su carrera. 1 de cada 4 empresas beneficiarias de los 635 millones de dólares que sendas fundaciones gubernamentales texanas han donado en los últimos 8 años son donantes de perry o del partido republicano. Por supuesto que haber donado dinero a quien después tiene la capacidad de devolvértelo en prebendas públicas no quiere decir que no lo merezcas más que otro. Y que 3 de cada 4 empresas beneficiarias de las ayudas no necesiten financiar a un político no habla mal del organismo que adjudica las becas. La lógica posible funciona hasta que se considera esa cualidad frecuente de lo empresarial: por qué compañías que, incluso ganando miles de millones, consideran rentable despedir a miles de empleados, iban a entregar cifras enormes a fondo perdido. Es más fácil si en vez de filantropía, se entiende como investigación en productos probables. Que la patente de respetabilidad que venden ambos lados (el donante, el donado) sea solo… registro de patentes. O si, vista la honorabilidad como uno de esos atributos de lo americano tan clamados desde su partido, se asume la lealtad como su mera contabilidad. A veces, incluso a la entrega de la mercancia: en 2005, perry firmó una orden ejecutiva alentando al cómite decisor a acelerar la aprobación del permiso para construir varias Centrales de carbón. Ese mismo día y los meses siguientes, varios ejecutivos de la compañía beneficiaría –actuales y retirados, incluso su Comité de acción política- donaron más de 100.000 dólares a perry.
“Para un candidato presidencial –se lee en NYT 25.8- que insiste en que el mayor problema del país es el tamaño del gobierno, es particularmente cínico que haya casi 600 cómites, comisiones, autoridades y departamentos en Texas, muchos de los cuales tienen escasa utilidad pública y hace mucho que deberían haber sido cerrados o consolidados. Su mayor uso es servir al gobernador perry, quien, más que ningún otro predecesor, ha creado miles de citas potenciales para posibles donantes y varios fondos pro- negocios que han sido generosos con aliados.” ¿Cuán generoso? Desde 2001, más de un 20% de los 83 millones de dólares que perry ha amasado para sus campañas electorales provino de gente que él nombró para Cómites estatales y Comisiones. El mismo artículo explica cómo perry espera lealtad a cambio de sus favores, y no solo económica. Aunque es todo más sencillo si se mira en perspectiva: ya sea en términos de acatamiento o de colapso económico, pretender que la posibilidad de impago preocupe a un representante del partido republicano es aspirar a que uno se maraville del oxígeno que respira cada día. Su visión del mundo, la deuda permanente con la realidad, ese impago, es su medio natural. Por qué habrían de sentirse incómodos.
... así, repartiendo el pastel entre los amigotes, sin eso las políticas económicas, los procesos electorales y los engaños al ciudadano medio, no tienen sentido... :/
ResponderEliminarsi a la mitad (republicana) de la población de este país le importa poco los pasteles ha de ser porque vive embotada, de tanto alimentarse de ellos :P
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