martes, 21 de agosto de 2012
una pierna delante de la otra
Insospechadamente ha venido uno a Haarlem a ver revelado un concepto que jamás pensé entendería, y así, la pregunta de cómo podrá alguien asistir a un desfile de moda sin encontrarlo previsible hasta el aburrimiento, halla su respuesta en estas calles y playas holandesas en las que uno no puede dejar de mirar el paso infinito de mujeres idénticas que entran y salen de los bares, las tiendas o el mar sin que te canses de contarlas. O quizá es al revés y te has cansado de contarlas. Y como ocurre en los desfiles, uno sigue ahí porque sabe que se acaban. También ese otro matiz: lo poco que se parece lo que desfila ante tus ojos con lo que uno ve después en el metro. En la imagen, tres holandesas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
que majas las chicas (también las que contabas) :P
ResponderEliminar