sábado, 28 de agosto de 2010
El orden de los factores
No es acaso la única ciudad en serlo, pero el que Bangkok contenga a la ciudad entera en cada fragmento la convierte en una muy cansada de recorrer. Sus aceras son propiedad de los puestos callejeros, su asfalto un caos donde los semáforos en rojo son solo otra clase de verde. Es una ciudad sin papeleras, bancos en que sentarse, calle que no huela al resto de las calles. Transitar un mercado exige la misma resistencia que cruzar una calle. Dos veces al día se detiene, como todo Tailandia, para atender al himno nacional. Posiblemente para coger carrerilla para el resto del día.
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Un saludo caminantes. Besos desde el otro lado del planeta, A.
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