jueves, 2 de septiembre de 2010

Cuadros de una exposición


El curso de masaje ha terminado y previo al examen, ocho personas se afanan en ensayar las 62 posturas con sus compañeros respectivos. La práctica puede lograr de semejante acto de previsión y memoria una carrera muscular que toma a idéntica velocidad curvas y rectas, pero la lentitud con que se afanan tiene a estas horas más de mimo que de práctica sanadora. Las tan distintas calidades suceden en la misma sala, en un silencio idéntico que va del paciente al cuaderno de apuntes bajo la mirada de los instructores, y de repente es todo un cuadro, un solo motivo que se repite con distintos grados de retardo, una secuencia que se aproxima a la perfección desde ese ángulo insospechado de la lección de anatomía: el dibujo, el trazo.

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