No da para mucho escribir sobre un restaurante en el que la llegada de
las camareras sirve para que sea imposible saber qué estás pidiendo aunque te
escuches pronunciarlo. Contrasta con la nitidez con la que ellas han de leerte
la mente y saber qué pedirías del menú si hubiera platos fuera de carta. Paradójicamente
en un lugar rodeado de carne, es todo espectral en Hooters.
h-o-o-t-e-r-s (( · )) (( · ))
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