jueves, 17 de septiembre de 2015

Un mismo paisaje



La vecina que se dedica al catering trae una bandeja para que Steph mastique una opinión al respecto. Por cada cucharada mía, ella escribe dos líneas en un cuaderno. La incapacidad de reconocer sabores es solo falta de uso de esa memoria concreta –dice. La oferta gastronómica de Lyon es una oportunidad permanente de reiniciar ese mecanismo, y la incapacidad de apreciar a la velocidad adecuada qué tipo de casquería nutre el menú de 12 platos la noche que llegamos, una ocasión para rescribir patrones antiguos del gusto personal.
El mismo camarero actúa como un órgano expuesto súbitamente al aire: nerviosísimo, lenguaraz, uno no entiende cómo sus mil muecas hallan el tiempo de asomar dado que no para de hablar. Acosa explícitamente a uno de los comensales, regaña al resto, es procaz, violento pese a ir escoltado por un ejército de risa. Es el bufón de la familiaridad con que en algunos restaurantes de la ciudad parece tolerarse al cliente al tiempo que se le atiende.
En otro restaurante el camarero abandona la única mesa a la que atender, sale a la calle, habla por teléfono durantes minutos a la vista de quienes esperan dentro. Uno de los camareros de una de las terrazas de ubicación más bella en el parque de la Tète d´Or, junto al lago, barre el suelo terroso justo al lado de donde nos sentamos para indicar, sutilmente, que prefieren cerrar ya. En París es siempre así -dice una parisina. Incluso la cualidad inherente a cenar en la terraza de uno de los mejores restaurantes de la ciudad permite la imagen, Ratatouilleana, de ver un pequeño ratón ir y venir por nuestros pies, como si la sospecha fuera un plato más.
Liberados de esa servidumbre, el hábito de gozar de la comida tiene cómplices a discreción: acostumbrados a que el queso sea en España parte de los aperitivos, cuando en la fiesta aparece, como es norma en Francia, al final, solo el gin tonic que uno sostiene en la otra mano impide pensar que lo que se está haciendo en ese instante es reiniciar la cena dos horas después de comenzada. Probablemente es justo la intención de la anfitriona.

No hay comentarios:

Publicar un comentario