Timbre 4 es el único sitio de Buenos Aires al que, sin
conocerlo, se qué quiero ir si me preguntan. Su sonido llegó a Madrid hace
cuatro años, la llamada a exponerse al teatro furioso y hondo de Claudio
Tolcachir, resonante desde el teatro Español en su trilogía –La omisión de la
familia Coleman, Tercer cuerpo y esta El viento en un violín, que finalmente
vuelvo a ver, esta vez donde fue concebida. Los muebles y las caras son las mismas
que llevan años girando por todo el mundo. Tú eres normal –grita la madre al hijo
que es cualquier cosa menos eso. Ni en esta ni en ninguna de las otras dos
obras hay alguien normal, si exceptuamos el médico de La omisión, y tanta
patología exhala un aire paradójico de proximidad, de vulnerabilidad marciana a
la que nadie, bien pensado, es ajeno. Hechos de un imposible intento, son parte
de la más insospechada de las influencias –el naturalismo.
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