Subirse a uno de los trenes de la línea General Roca que
une, entre otros, el barrio de Bernal con Buenos Aires es viajar en el tiempo
con no menos inquietud de cómo se viaja en el espacio. Pues nadie cierra las
puertas que luego permanecerán abiertas durante el viaje, no pocos viajeros
llegan y salen de la estación prácticamente en los peldaños, y no porque el
tren vaya lleno. Algunos saltan en marcha, sin esperar a que el tren pare.
Dentro vocean unos y otros, según la mercancía que se haya subido a vender. Inaugurada
en 1865, la estación de Constitución a la que se llega es, con 16 andenes, la más
grande de Sudamérica. Su toponimia, incluso siglo y medio más tarde, es su más
afinado sustantivo: erigido por la orden religiosa de los padres Betlemitas, antes
de llamarse mercado Constitución, antes de ser el mercado del Alto, el lugar en
que se construiría la estación fue llamado originalmente La convalecencia.
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