Lo que una sociedad se pide a sí misma tiene que ver con lo que ésta acepta
conceder de buena gana, ya sea llegar al lugar más aislado del archipiélago
para encontrar cómo en el bar más concurrido se te pide amablemente que
desconectes el teléfono móvil mientras estás allí, o vivir sabiendo que, fuera
de ese o cualquier otro bar, a esas horas no encontrarás dónde adquirir
alcohol. En toda Suecia éste
solo puede ser adquirido en establecimientos de propiedad pública. Eso
significa que, desde el sábado al mediodía al lunes, es imposible de encontrar
salvo que vivas en Malmö, al sur, y tomes el tren que te deja en Copenhague en
pocos minutos. Escribe Concha Boo en El País 16.3 cómo un sistema que obliga a
sondear el nivel de alcoholemia del conductor es testado en Suecia, previo a
ser obligatorio en todos los vehículos particulares, como ya lo es en el transporte
público y en el de mercancías. Cómo en el país con menor mortalidad del mundo –y
un umbral legal de alcoholemia mucho menos permisivo que en españa- nadie se
sube en el coche de quien sabe que ha bebido.
A la pregunta
estupefacta de cómo es posible que ninguno de los partidos políticos que no
gobiernan jamás ofrezca anular esa norma, la no menos asombrosa respuesta: es
un asunto de estado, quiere decirse de principios más allá de cualquier
beneficio ligado a la voluntad popular, si fuera consultada. La discreción
personal parece moldeada en ese espejo: en el trabajo pueden pasar años hasta
que alguien se considere con derecho a hablar de algo personal. La equidad
social aporta un matiz a esa cortina deseable: la jerarquía profesional tiene
aquí frecuentemente un diseño horizontal, la discreción predomina en una forma
de elegancia social que hace que quien trata de destacar sin ella sea
rechazado. Gestionar algo de lo que no puedes hablar fácilmente es especialmente
duro en los meses fríos y oscuros, cuando, sin vínculos familiares activos y
cercanos, callar es excavar un hoyo. Quizá no por nada las horas semanales de
secano emocional son las mismas en que poder adquirir alcohol.
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