viernes, 16 de mayo de 2014

Moral del centilitro



Lo que una sociedad se pide a sí misma tiene que ver con lo que ésta acepta conceder de buena gana, ya sea llegar al lugar más aislado del archipiélago para encontrar cómo en el bar más concurrido se te pide amablemente que desconectes el teléfono móvil mientras estás allí, o vivir sabiendo que, fuera de ese o cualquier otro bar, a esas horas no encontrarás dónde adquirir alcohol. En toda Suecia éste solo puede ser adquirido en establecimientos de propiedad pública. Eso significa que, desde el sábado al mediodía al lunes, es imposible de encontrar salvo que vivas en Malmö, al sur, y tomes el tren que te deja en Copenhague en pocos minutos. Escribe Concha Boo en El País 16.3 cómo un sistema que obliga a sondear el nivel de alcoholemia del conductor es testado en Suecia, previo a ser obligatorio en todos los vehículos particulares, como ya lo es en el transporte público y en el de mercancías. Cómo en el país con menor mortalidad del mundo –y un umbral legal de alcoholemia mucho menos permisivo que en españa- nadie se sube en el coche de quien sabe que ha bebido.
A la pregunta estupefacta de cómo es posible que ninguno de los partidos políticos que no gobiernan jamás ofrezca anular esa norma, la no menos asombrosa respuesta: es un asunto de estado, quiere decirse de principios más allá de cualquier beneficio ligado a la voluntad popular, si fuera consultada. La discreción personal parece moldeada en ese espejo: en el trabajo pueden pasar años hasta que alguien se considere con derecho a hablar de algo personal. La equidad social aporta un matiz a esa cortina deseable: la jerarquía profesional tiene aquí frecuentemente un diseño horizontal, la discreción predomina en una forma de elegancia social que hace que quien trata de destacar sin ella sea rechazado. Gestionar algo de lo que no puedes hablar fácilmente es especialmente duro en los meses fríos y oscuros, cuando, sin vínculos familiares activos y cercanos, callar es excavar un hoyo. Quizá no por nada las horas semanales de secano emocional son las mismas en que poder adquirir alcohol. 

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