lunes, 12 de mayo de 2014
se come todo
Un día después de haber probado la magnífica cazuela de pescado y marisco en un bar de Sandhamn, pides lo mismo en el restaurante Gondolen, uno de los mejores de Estocolmo, para darles la oportunidad de perder. Como éste es un país serio, no la desaprovechan. Eso sí, uno tarda una gloriosa hora en averiguarlo. Más de lo que lleva comprobar cómo la guía de viajes no exagera un ápice al señalar la excelencia de la comida que albergan incluso los restaurantes y bares insertos en no pocos museos, como si venir de leer en el VasaMuseet sobre la parca dieta de quienes surcaban los mares en el siglo XVII, o en el Fotografiska de ver las huellas del hambre en las imágenes de Robert Frank mereciera recompensar al estómago contemporáneo para paliar el de quienes honran las paredes del museo.
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