El sol
que no se creen en Haarlem (Holanda) el día que llego es menos asombroso que
ver bajo él la playa hermosa e interminable de Zandvoort al final de uno de
cada siete días en la vida de S. El frío y la superpoblación de ciervos de la
reserva natural con que linda logran que, algunas noches de invierno, paseando
bajo la nieve, sea más probable cruzarse con un holandés herbívoro. Dentro del
bar espléndido desde el que vemos atardecer, uno no entiende por qué he venido
a Holanda a irme.
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