martes, 19 de julio de 2011

En casa de Pete


En ningún sitio es más julio que en el campus de la Universidad de Lousiana State. Vacío hasta el asombro dadas sus dimensiones, uno se llega hasta el edificio y va franqueando puertas pensando que que tras la siguiente alguien aparecerá para pedirnos que salgamos. Pero no. Y uno podría, si quisiera, bajar hasta la pista y pisarla. Así, por unos meses, y hasta que la competición arranque, el pabellón Pete Maravich reluce su más justo parecido con aquel del que recibe el nombre: todo parece nuevo. Incluso la llegada de Magic Johnson a los Lakers en 1980 tenía, inmerso en su magnificencia, aspectos de segunda mano. Sus pases sin mirar lo eran mirando… a Pete Maravich, diez años antes. Leyenda del baloncesto universitario, que en sus cuatro años promedió 43 puntos por partido, e intérprete pionero de una creatividad asombrosa en la NBA durante una década sin físico adecuado que la engrandeciera, incluso el hueco enorme que ayer mismo lucían las gradas, faltas de una docena de filas de asientos, recuerda al malogrado, al inmenso Maravich, fallecido en 1988, tras pasar su carrera baloncestística sin saber que carecía de la arteria coronaria izquierda.

1 comentario:

  1. Hombre, si le hubiera faltado el brazo izquierdo, sí se habría dado cuenta: lo sabría porque no podría ser zurdo!! :P
    Bonito pabellón, por cierto...

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