lunes, 18 de julio de 2011

Vivir con lo pequeño


Como si las distancias inabarcables condicionaran lo que separa ideas antagónicas, la relación que lo grande tiene con lo pequeño es aquí la de una idea cuya poderosa gravedad en vez de atraer, repele. Los cuerpos, los coches, las avenidas, los centros comerciales… el gigantismo no es la idea desbordada sino su aprovechaniento máximo; no la aberración sino la plenitud. Pretender lo pequeño es en estas tierras un deseo que ha de verse como una renuncia. Aqúi no cuesta ver en la sostenibilidad el opuesto exacto de la obesidad, como si lo que un cuerpo escoge para sí calque lo que el cuerpo social pugna por lograr. Por eso cualquier tipo de control o de recorte en los niveles de consumo energético es aquí, no un acto a favor del planeta, sino contra las libertades más anchamente establecidas: la de expandirse y vivir tan dentro del exceso que lo consideres necesario. Lo que El País 16.7 refiere citando a Barbara Ehrenheit –“El pensamiento positivo es en realidad un brillante método de control social, ya que anima a la gente a pensar que no hay nada malo en el sistema (economía, contaminación ambiental) que lo que está mal tiene que ver con uno mismo, con la actitud personal de cada uno”- no está tan alejado de pedir poco, de querer poco, de que sea pequeño.

2 comentarios:

  1. Es lo que tiene: calles grandes = coches grandes = grandes depósitos de gasolina = grandes gasolineras = grandes petroleras = grandes poderes = grandes masacres...
    Y todo empezó con una gran hamburguesa :P

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  2. los estados obesos de america -se entendería mejor, sí :)

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