

Es 1956 y Gregory Peck está en Las Palmas de Gran Canaria. En concreto, está esa noche en una bolera en la que también se encuentra C., que por entonces cuenta 18 años. Peck, cuarenta años cumplidos, se acerca, entabla conversación con ella, la invita a cenar. Ahora pongamos que ella, en vez de negarse, como hará, acepta. Pongamos que de esa noche nacerá M, y de M, con el tiempo, T. Pasados los años, la noche que T. cumple 30 años llega a Monroeville, donde naciera Harper Lee. Peck murió en 2003, pero el hijo de ambos –el abogado blanco Atticus Finch- que Lee escribiera y Peck interpretara, sigue vivo en quienes leen el libro o ven la película de Robert Mulligan. No hay nada abierto a estas horas de la noche, y T. come como un pajarito el arroz con brécol que descongelamos.
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