lunes, 15 de octubre de 2012

pistacho rusticano


Cavalleria Rusticana transcurre entre la iglesia y la taberna, que es decir entre la relación consagrada entre Lola y Alfio, y la adúltera entre aquella y Turiddu. Ambientada por Mascagni en la Sicilia del XIX, sus ingredientes son contados, como la propia duración de la ópera: honor, celos y asesinato. Son también los de Pagliacci, y por eso su representación conjunta compone un díptico obvio del drama de honor. Como la sangre derramada finalmente reduce aún más los elementos en juego, el segundo montaje suele parecer, en función del orden que se represente, un resumen embrutecido (si Pagliacci es la que cierra) o lírico (si Cavalleria) de la que acabas de ver. Bronte es un circo la tarde que llegamos, con las iglesias abiertas y las calles convertidas en taberna idéntica y atestada. Es el fin de semana que celebra la feria anual del pistacho, y cientos de puestos ofertan las mismas variantes a partir de un único ingrediente principal y otros en los que insertado (helados, quesos, fiambres, dulces, salsas…). Entre el crimen de no probarlos todos y el de matarnos a comer, elegimos ambos. 

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