lego todo
Así como algunos palmerales surgen en mitad de la nada
como un parque temático de la vida y la frondosidad, la carretera que lleva a
las gargantas del Todra luce sembrada de montículos a ambos lados, de unos dos
metros de altura y otros tantos de diámetro. Son pozos ya abandonados, de los
que apenas unos pocos son ordeñados hoy. Ordenados en hileras alineadas
despreocupadamente, semejan un modelo a escala de la cordillera del Atlas que
asoma al fondo de esta estepa marroquí en la región de Jbel Ougnat. Ray Harryhausen
habría visto cosas maravillosas entrar y salir de sus cráteres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario