la sal de la tierra
La ofensa de un dios que sacara del barro a su creación
parece tener que ver con devolverle a la tierra si le falla: si la leyenda que
imprime la guía cuenta cómo una rica familia local atrajo la ira de dios al
negar hospitalidad a una mujer pobre y su hijo, a resultas de lo cual fueron
sepultados bajo los montículos de arena que hoy forman la parte del Sáhara
conocida como Erg Chebbi, recorrerla desde la mitología cristiana sugiere un
relato similar: como si a la mujer de Lot se le permitiera, siquiera por un
instante cada noche, mover un brazo o rascarse dentro de su caparazón de sal,
el desierto se antoja un mar petrificado cuyas olas el viento nocturno hiciera
crecer o menguar., encresparse o hundirse lentamente. Si Moisés hubiera sabido
los años de éxodo que vagaría por el desierto después de liberado de los
egipcios, quizá hubiera elegido ver abrirse el desierto, no el mar.
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