reencarnarse en adobe

A diferencia de nosotros, que tras el accidente nos
reencarnamos en un bar, la mujer española que fundara una ong tras un accidente
se ha reencarnado en una escuela inserta en uno de los asentamientos nómadas de
la región de Mekinés. Si su discurso rezuma más misticismo que pedagogía, es perfecto
para el examen que espera al salir de sus muros. Allí, bajo el sol que ciega no
menos que los siglos de tradición de los inquilinos del poblado, y ante el
censo completo congregado, la lección a los niños se reencarna en asignatura
para los padres: la mujer les dice, les grita, adjudicando a Alá la decisión,
que el dinero que la ong recaudara para pagar el sueldo del maestro (120
eur./mes) va a servir para pagar al conductor del autobús que les lleve a la
capital de la región –Rasidia- donde ellos mismos han de pedir que sea el
estado el que pague desde ahora el maestro que la escuela necesita. Para
compensar la presunta incomodidad que puedan sentir viéndose aleccionar delante
de sesenta espectadores, su expresividad, no digamos el idioma, solo permite
especular con su reacción, que no es entusiasta según el canon occidental. Uno
ve a esta mujer, que de la nada ha levantado una escuela en medio del desierto,
y entiende que ese autobús saldrá de aquí lleno de gente. A una persona se le
dice que no. Con un profeta se negocia peor.
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