lunes, 1 de agosto de 2011

orden y milicia


Las autopistas del sureste norteamericano están diseñadas como sus jardines. En sus medianas cabe generalmente otra autopista, y en sus laterales podrían, en según qué tramos, pacer vacas sin poner en peligro a quienes circulan por ellas. En ambos espacios no hay sino cesped y árboles, como si en realidad condujeras por una de las avenidas prodigiosas de cualquier Garden district que tienen aquí todas las ciudades de un cierto tamaño. De Lousiana a Alabama, de Georgia a Mississippi, uno puede recorrer decenas de kilòmetros sin ver un arbusto, un hierbajo que desentone o añada algo al diseño tan acabado. Y lo que no crece sobre tierra tan fertil lo hace en su asfalto, donde fragmentos de neumáticos, cables y otras partes ennegrecidas de coches y camiones prosperan en trozos puntualmente repartidos por los arcenes, regados por la mecánica y dejados ahí, inmunes al ejército de cortadores de cesped que, de entrar en guerra con las tropas de su país, la perdería por inferioridad armamentística y no por número de soldados.

3 comentarios:

  1. Interesante y ¡he entendido el texto! :D
    ¿Es tuyo?... Gracias.
    ¿Cómo te desplazas? ¿Se puede andar en bici en esta doble vía o hay que compartir el bosque con los osos?

    Berni

    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  3. bueno, teniendo en cuenta que hay organizaciones que promueven que los osos desaparezcan de los zoos, los bosques podrían ser buen sitio en que buscarlos,
    en cuyo caso, sugiero llevar un coche atado a la bici... uno de esos trucks que aquí llevan hasta los niños... :P

    ResponderEliminar